Un sangrado y sin dinero

soy una madre soltera con dos hijos con hemofilia B leve.
Recibimos asistencia pública a través de un programa estatal y los requisitos de elegibilidad incluyen 20 horas de servicio comunitario cada semana. Normalmente, la hemofilia de mis hijos está controlada, pero un día, cuando tenía 10 años. Su hijo mayor recibió un corte en el dedo. Lo vendé y todo parecía estar bien hasta el día siguiente cuando su dedo se abrió y comenzó a sangrar mucho. Con factor a cuestas, lo llevé a la sala de emergencias local.

A pesar de mi insistencia en infundir, el médico de urgencias dijo que no era necesario y me dijo que los puntos controlarían el sangrado. Protesté, recordándole al médico que mi hijo tenía un trastorno hemorrágico, pero él se negó a escucharme. Al día siguiente, el sangrado continuó y se le abrieron los puntos. Desarrolló un hematoma del tamaño de una canica en su dedo medio. Como no quería vivir una situación similar en urgencias, lo llevé al centro de tratamiento de hemofilia. El centro le infundió y luego lo llevé directo a urgencias.
Esperamos a que un especialista en manos operara a mi hijo. Después de dos días y medio en el hospital, finalmente pudimos regresar a casa. Desearía haberlo llevado al centro de tratamiento desde el principio, pero la distancia y su falta de fondos para la gasolina me impidieron hacerlo. Intenté mantener mi servicio comunitario durante el episodio de hemorragia de mi hijo, pero terminé faltando tres horas. Mis beneficios fueron recortados durante el mes, lo que provocó que no pudiera pagar mi factura de electricidad y posteriormente me cortaron la luz. Helping Hands pagó mi factura y se restableció mi electricidad. También trabajé con el trabajador social de mi centro de tratamiento de hemofilia para restablecer mis beneficios.
Estoy buscando activamente un trabajo con la esperanza de aumentar mis ingresos y ser autosuficiente en el futuro.