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La visión a largo plazo…

De vez en cuando es importante hacer un balance de dónde se encuentra, dónde ha estado y hacia dónde se dirige en política. El debate nacional en torno a la reforma sanitaria ha acaparado la mayor parte del tiempo televisivo y las columnas de los periódicos. Los acontecimientos que están sucediendo en DC en este momento son críticos. Independientemente de los cambios realizados en cualquier paquete futuro de reforma del seguro médico federal, este es sólo un paso en un largo viaje. Esto no es un final, más bien es un comienzo.
Dicho esto, Washington no es el único lugar donde la gente habla de realizar cambios en el sistema de salud. Hay quienes entre nosotros observamos el ritmo del cambio y nos sentimos abrumados por su velocidad. Otros entre nosotros observamos el ritmo del cambio en el Congreso y creemos que este proceso se ha vuelto arduo y agotado. Mientras tanto, los estados continúan trabajando con sus esfuerzos individuales. Durante las últimas semanas, Connecticut se ha unido Massachusetts para avanzar hacia un programa de acceso universal a la atención sanitaria. Utah, Oregón, Vermont, New Hampshire, Maine y Rhode Island todos están experimentando con diversos aspectos de la reforma, desde la compra al por mayor y la reimportación de medicamentos recetados hasta cambios en el sistema de prestación de servicios, cómo y dónde las personas acceden a la atención médica.
A lo largo de la historia de Estados Unidos hay decenas de ejemplos que destacan el hecho de que los esfuerzos monumentales para lograr un cambio social a nivel nacional siempre han sido sostenidos por esfuerzos locales. A las mujeres se les permitió votar en las elecciones locales y estatales antes de que se les concediera el derecho a votar en las elecciones federales. En ambos casos, a estos grupos se les concedió el derecho a participar plenamente en la experiencia estadounidense sólo después de que el Congreso aprobara enmiendas constitucionales. Esas enmiendas debían ser ratificadas por las legislaturas estatales. La acción local creó el consenso para ratificar esos derechos. Cuando y dónde no existe un consenso político de base a nivel local o estatal: los ideales elevados fracasan.
Podemos mirar este momento y concluir que hacer de las “enfermedades crónicas y las predisposiciones genéticas” una “clase protegida” es lo más prudente desde el punto de vista político. O quizá más audazmente; Deberíamos buscar una enmienda constitucional para proteger a las personas que padecen enfermedades crónicas. Dicho esto, sin embargo, el cambio es evolutivo, no revolucionario. Para sostener el cambio es necesario que cada uno de nosotros redoble nuestros esfuerzos y nos comprometamos a actuar a nivel local para consolidar los logros a nivel nacional. Sólo a través de esfuerzos locales coordinados podremos comenzar a actuar juntos, en pos del bien común.

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